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Economía, que cayó por tercera vez en 2020, proyecta leve recuperación en 2021

El país ha retrocedido una década en la reducción de la pobreza, que ahora afecta al 44.4% de la población.

El país ha retrocedido una década en la reducción de la pobreza

Iván Olivares

30 de diciembre 2020

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En diciembre del año pasado —antes que el acrónimo covid-19 entrara en nuestras vidas— los expertos calculaban que el 2020 sería un año con un desempeño de -1.2%, con lo que entraríamos en depresión económica, después que el PIB acumulara siete trimestres sin crecer.


Ahora, las proyecciones más recientes confirman que habrá caída, sí, pero que no será tan profunda. Según la Comisión Económica para América Latina (Cepal), Nicaragua decrecerá a razón de -4.0% en 2020, mientras que la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) calcula que la caída será de -2.5%.

“La economía ha dado señales de recuperación”, opinan los economistas de la Fundación. “El PIB real se ha estabilizado en -2.0% en promedio anual, pero todavía hay muchas actividades afectadas. Por otro lado, el comercio y la agricultura están creciendo, (en parte, por la recuperada movilidad de la gente) y eso compensa la caída de esas otras actividades”, añadieron.

“Técnicamente, la recesión económica continúa persistiendo y, además, ya se aproxima el surgimiento de una depresión económica, porque la variación relativa acumulada de la suma del PIB trimestral de los tres primeros trimestres de 2020 con respecto a la misma suma del período de 2017, es negativa en el nivel de 10.2%”, señaló el presidente de Consultores para el Desarrollo Empresarial (Copades), Néstor Avendaño.

Los datos de movilidad de Google muestran que, en marzo, los nicaragüenses, al igual que el resto de los centroamericanos, optaron por quedarse en sus casas. La diferencia fue que lo hicieron en un número mucho menor, y por menos tiempo porque si bien, en el resto de la región las visitas a los centros de esparcimiento todavía es 15% a 30% menor que antes de la pandemia, los nicaragüenses están visitando esos sitios en cantidades mayores a los tiempos precovid.

“El gráfico [de Google] es consistente con la evolución de la recaudación fiscal, y del IMAE, y también te explica por qué la actividad económica, y la recaudación fiscal, van a caer menos en Nicaragua que en los países vecinos”, dijo a CONFIDENCIAL un economista que solicitó opinar desde el anonimato.

Ayudas millonarias después de los huracanes

En el último bimestre del año, dos huracanes casi consecutivos, terminaron de lastrar la economía de la región, especialmente la de Nicaragua y la del norte de Centroamérica, pero al igual que en 1999 (el año posterior al huracán Mitch), los fondos internacionales comprometidos para apoyar la reconstrucción de las áreas destruidas y la lucha contra el covid (más de 1100 millones de dólares), impulsarán un crecimiento económico que no habría ocurrido de otra forma.

“Esa es una suma bastante importante”, dijo el economista Maykel Marenco, quien considera “cuestionable” la decisión de los multilaterales de entregar esas sumas a la Administración de Daniel Ortega, en especial cuando en este país “no hubo medidas de política gubernamental en contra de la covid, y más bien llamaban a actividades; no hubo incentivos fiscales, ni políticas de acompañamiento, ni actividades de divulgación y prevención”, detalló.

Con esos recursos, el Gobierno logra, primero, sostener aquello que resulta fundamental para su propia sobrevivencia. Esto es, la planilla salarial, sus gastos operativos priorizados y sus aparatos represivos”, dijo el economista citado desde el anonimato.

“Segundo, logra evitar cualquier posibilidad de crisis o situación crítica de balanza de pagos, provocada por una fuerte pérdida de reservas. Al contrario, va a incrementar su acumulación de reservas internacionales”, añadió.

Un ciudadano levanta los restos de su vivienda arrasada por una riada en la comunidad Maleconcito, en Jinotega. Foto: Nayira Valenzuela

El experto también destacó las maneras en que el desembolso de esos fondos fortalecerá la situación económica del régimen, tanto los que se entreguen para afrontar el gasto de las actividades para prevención y tratamiento de la covid, y de otras actividades relacionadas con la salud en general, como para respaldar el gasto de capital para la reconstrucción.

“Independientemente de quien administre las adquisiciones, esos fondos, (más otros destinados a financiar la reconstrucción de lo destruido por Eta y Iota, y que están pendientes de aprobar), significarán un incremento en la demanda efectiva, que producirá una importante amortiguación de la caída económica, y eventualmente podría promover cierta reactivación”, aseguró.

Los cálculos hechos por Funides, indican que aumentará el “gasto público, principalmente la inversión pública, como resultado de la disponibilidad adicional de financiamiento externo para atender la emergencia”, lo que se traducirá en que la economía crezca 1.0%, en vez de solo 0.3%, como estaba marcado antes que la desgracia se cerniera sobre las vidas de miles de familias en el norte y Región Autónoma de la Costa Caribe Norte del país, principalmente.

La pobreza alcanza al 44.4% de los hogares

La reciente Encuesta de Hogares del Fideg, constató que la pobreza general creció de 41.2% a 44.4% entre 2017 y 2019, mientras que la pobreza extrema también creció, pasando a afectar al 8.9% de los habitantes.

Otra forma de explicar ese mismo problema, es verlo desde la órbita de las empresas y los gremios. Las estadísticas muestran que al comparar el acumulado del tercer trimestre de 2019 versus el mismo período de 2020, (medido en córdobas de 2006), las actividades que más caían son hoteles y restaurantes (-30.8%); electricidad (-17.8%); intermediación financiera (-17.5%); y transporte y comunicaciones (-9.4%).

De forma paralela, se observa que la inversión privada tiene tres años de estar cayendo: -32.4%, en 2018, y -37.9%, en 2019. Este año, se espera que caiga 2.3%, y que crezca 8.1% en 2021, “lo que no compensa las caídas de los años previos”, según los economistas de Funides.

Citando un mantra que cualquier economista conoce, Néstor Avendaño recuerda que “a menos producción, menos empleo”, añadiendo que “el nivel promedio de trabajadores activos cotizantes de la Seguridad Social en los primeros nueve meses de 2020 fue de 714 213 personas, número inferior en 21.8%, al registrado en el mismo período de 2017. El empleo disminuye en todas las actividades económicas, pero las que reflejan las mayores caídas son comercio y construcción, con -43.9% y -42.7%”.

El resultado es un crecimiento casi exponencial del desempleo abierto entre 2017 (121 000 personas, o 3.7% de la población económicamente activa) y 2019 (179 000 personas y 5.5% de la PEA), y se aceleró en 2020, año que se calcula cerrará con 202 000 desempleados, equivalente al 6.2% de la PEA.

Expresado como porcentaje (y como número absoluto) de la población, eso llevó a que el 20.3% de las personas (1.3 millones) se encontrara en situación de pobreza en 2017, y que esos números crecieran hasta 1.8 millones y 28.2% en 2019, para crecer aún más en 2020, año en que afecta a dos millones de personas, equivalentes al 29.9% de los pobladores.

Funides calcula que los números no variarán significativamente en 2021.

En las comunidades indígenas asentadas en el Río Coco la pobreza es alta. Carlos Herrera/Confidencial

La realidad de la crisis ha cerrado otra de las salidas por excelencia que normalmente impulsaba el emprendimiento, como es el microcrédito que, entre 2017 y 2020, “se ha reducido en 244.9 millones de dólares, lo que representa un golpe para los sectores que no tienen acceso a la banca nacional. La contracción de la cartera ha implicado que 237 318 pequeños prestatarios queden sin acceso al microcrédito”, aseguró el economista Óscar René Vargas.

“A finales de 2020, habrá una caída del 52.8% en la cartera de crédito, y una reducción del 56.8% de la clientela de las microfinancieras, lo que significa un efecto negativo para las micro, pequeñas y medianas empresas que dependen del microcrédito, lo que hará más lenta cualquier recuperación económica”, advirtió.

Al final, si el hambre y la pobreza no crecieron más en 2020, fue gracias al inesperadamente alto nivel en que se mantuvo la recepción de remesas, que crecía 9.9% durante los primeros diez meses del año, acumulando 1508 millones de dólares, lo que hizo añicos las previsiones que auguraban una caída de hasta 10%.

El déficit del INSS en 2021

Aun cuando la inesperada disponibilidad de recursos externos ofrecerá un respiro fiscal para atender la maltrecha situación económica del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), la continua inyección de fondos seguirá siendo insuficiente para detener el hundimiento de esa entidad, como lo muestra su déficit, que crece año con año.

“Los niveles que han alcanzado los déficits del INSS resultan ya inmanejables: mientras el proyectado para 2020 es de 6218.7 millones de córdobas, el monto total de transferencias presupuestarias destinadas a financiarlo es de 2529.4 millones, lo que solo es posible a costa de reducir alrededor de dos tercios en las transferencias municipales”, afirma un economista que solicita reservar su identidad.

De hecho, la modificación al Presupuesto 2020 incorporó 3063.6 millones de córdobas, en concepto de “adelantos de pago de nueve cuotas anuales de la deuda histórica”, para “apoyar parcialmente el financiamiento del déficit de liquidez que enfrenta el INSS”, aumentando en el proceso, la deuda interna del país.

“El resto tendrá que financiarse principalmente mediante el retiro de depósitos del Gobierno en el BCN, pero esto implicaría una masiva pérdida de reservas internacionales, de imprevisibles consecuencias para la convertibilidad cambiaria”, proyectó el economista.

Fotografía del edificio central del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social. Carlos Herrera | Confidencial

En la medida en que pasen los años sin que se encuentre una solución, aumentará la dimensión del hueco presupuestario de la entidad. Los datos muestran que, en 2018, el INSS pagó 17 708 millones de córdobas en concepto de pensiones, suma que crece todos los años, al punto que generará un déficit de 11 000 millones en 2022.

Para dimensionar lo que representa tener que solventar semejante falta de recursos, el economista citado recordó que “el presupuesto total para el Ministerio de Educación, el segundo más grande de todos los presupuestos institucionales, fue de 13 937 millones en 2019. Ese monto habrá sido sobrepasado por el déficit del INSS para 2024”, avizoró.

De cara al 2021, “se proyecta un déficit de 8050 millones, pero las transferencias presupuestarias que recibirá al INSS solo serían 4303.3 millones”, lo que implica que hay que buscar ese dinero en alguna parte… y no hay muchas opciones.

Cada vez menos cotizantes

“Para resolver eso, tendría que ocurrir que aparecieran 1 750 000 asegurados (con al menos, los actuales niveles de ingresos) o que alguien se los regale. Si no hay ingresos adicionales, seguirán esos déficits”, sentenció el actuario especializado en temas de seguridad social, Róger Murillo.

En vez de eso, el número de afiliados a la Seguridad Social disminuyó en casi 46 000 personas, si se comparan los momentos máximos y mínimos de la afiliación (febrero y septiembre), o de un poco más de 26 000 personas, si la comparación se hace entre enero y octubre, el último mes para el que ya hay datos publicados.

Si bien Funides vislumbra la posibilidad de que se generen 30 000 puestos de trabajo para el próximo año, Murillo señala que “eso es insuficiente. Necesitamos 60 veces más”, en especial considerando que, en este momento, la correlación entre cotizantes activos a (y) pensionados es de dos a uno, y debería ser de cinco a uno.

El INSS tampoco puede recurrir a la opción de destinar menos dinero para pagar pensiones, porque “los pensionados viven más tiempo, y su número sigue creciendo”, en la medida en que aumenta la esperanza de vida. Disminuir el monto de las pensiones no es una opción, “porque eso implica mantener a la gente en la indigencia”, advirtió el docente independiente en temas de Seguridad Social, Donald Soza.

Al buscarle otra salida, Soza reconoce que tendrían que reducir los gastos administrativos, “pero no se está haciendo nada al respecto, y hasta parecen aumentar”, observó.

Las exportaciones se acercan a USD3000 millones

Miles de trabajadores han sido despedidos de zonas francas debido a paro de producción por pandemia. // Foto: Tomada del archivo de El Nuevo Diario

El 2020 está a punto de volverse el año paradigmático para las exportaciones nicaragüenses que tendrán un nuevo récord: al 30 de noviembre acumulaban 2723 millones de dólares, casi empatando los 2777 millones exportados en todo el 2019, “y quizás se acerquen a los 3000 millones, gracias a aumento de 9% en el precio de los productos”, señala Guillermo Jacoby, presidente de la Asociación de Productores y Exportadores de Nicaragua (APEN).

Adicionalmente, señala que a pesar que en general han disminuido los volúmenes colocados en el extranjero, hay dos productos que ya superaron los 500 millones de dólares en exportaciones: la carne, con 506.9 millones al 30 de noviembre (vendió 530.6 millones el año pasado), y el oro, que sumaba 599.7 millones al cerrar el pasado noviembre, después que se quedó a menos de 18 000 dólares de exportar 500 millones en 2019

“El oro es uno de los grandes impulsores en este crecimiento exportador, con 150 millones adicionales a 2019”, dijo Jacoby, lo que se explica por los incrementos en volumen, “pero más en precios, lo que es excepcional. Los ahorrantes decidieron invertir en oro, en vez de hacerlo en acciones, que son muy volátiles, o en bonos, que están pagando intereses muy bajos”.

El crecimiento de las exportaciones de carne se explica por el cierre de muchos mataderos en Estados Unidos, “lo que benefició nuestras exportaciones, pues si bien la demanda bajó, lo hizo en menor magnitud que la oferta”, explicó.

Finalmente, hizo notar que las ventas de frijoles subieron 51.9% (37.8 millones de dólares), porque el precio del grano subió 16.4%, en buena medida, gracias al aumento de la demanda salvadoreña, que compra el 30% del frijol que se exporta.

El otro componente de las exportaciones materiales (las zonas francas) “a septiembre del (de) 2020 estaban perdiendo el 20% de las exportaciones textiles y el 34% de arneses, mientras que las de tabaco subían 8%”, de donde resulta una caída de 18% de sus exportaciones, detalló.

Otros tres rubros importantes (café, azúcar y maní, que en conjunto exportaron un poco más de 739 millones de dólares en 2019), vivieron predicamentos similares: una disminución de las áreas sembradas por causa de los altos tributos impuestos al sector agrícola, además que “el precio del café estuvo bajo”.

“En general, creo que el 2021 será bastante parecido al 2020”, vaticinó.

15% del café está en riesgo

Cortadores de café abordan camionetas y camiones para ir a los cafetales en Matagalpa. Foto: Nayira Valenzuela

Respecto del café, Federico Argüello, presidente de la Asociación de Exportadores de Café de Nicaragua (Excan), dijo que se estima que la producción mermará 10% respecto al ciclo 2019 – 2020, lo que se explica, principalmente, por “el encarecimiento de los insumos, y el paso de los huracanes Iota y Eta”.

El 5% de la cosecha nacional, equivalente a más de 100 000 quintales, está en riesgo, por causa del mal estado de los caminos primarios y secundarios que conectan las fincas con los beneficios secos, especialmente después del paso de ambos fenómenos meteorológicos.

“La maduración del grano tiene cierto retraso por exceso de lluvia, y se prevé que la cosecha se concentrará en la segunda mitad de diciembre, y en la primera mitad de enero. Al 15 de diciembre hay un avance de cosecha del 25% a nivel nacional. En este momento no se reportan problemas significativos de mano de obra, y se espera que después de las fiestas de Navidad y Año Nuevo salga más gente a trabajar en labores relacionadas con el corte de café”, precisó.

El gremio considera que las exportaciones del próximo año podrían superar los 460 millones de dólares “impulsadas principalmente por un mejor nivel de los precios internacionales, producto de una sequía que hubo en Brasil, el productor de café más grande del mundo”, por lo que los productores nacionales podrían aprovechar ese contexto para obtener mejores precios por los siguientes tres ciclos, gracias a las fijaciones de futuro que ofrecen las empresas exportadoras.

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Iván Olivares

Iván Olivares

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Durante más de veinte años se ha desempeñado en CONFIDENCIAL como periodista de Economía. Antes trabajó en el semanario La Crónica, el diario La Prensa y El Nuevo Diario. Además, ha publicado en el Diario de Hoy, de El Salvador. Ha ganado en dos ocasiones el Premio a la Excelencia en Periodismo Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en Nicaragua.

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